Deleitándonos En La Palabra De Dios

por Heather Tietz

Nehemías 8:8

Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

Nehemías 8 comienza con la Fiesta de las Trompetas, Rosh Hashaná.

Los hijos de Israel habían pasado por alto durante mucho tiempo la lectura de las Escrituras en su celebración anual de esta Fiesta. Pero en este, su día de Año Nuevo, Esdras revivió este ritual.

La lectura se llevó a cabo en la calle al lado del templo para que todas las personas tuvieran espacio para estar de pie. Durante seis horas, los sacerdotes leyeron la ley de Moisés, la tradujeron al idioma común del pueblo y se aseguraron de que las palabras de Dios fueran claras para todos.

Había pasado tanto tiempo desde que el pueblo había oído la ley de Dios que se quedaron asombrados. Se dieron cuenta de que, sin saberlo, habían estado quebrantando la ley de Dios, con regularidad y frecuencia, durante años. Ahora conscientes de los males de los que era culpable su comunidad, lloraron arrepentidos y avergonzados.

¿Y a ti? ¿Cómo las palabras de Dios te conmueven? ¿Qué ánimo, qué advertencias o qué cometidos te deparan cada vez que las lees?

La Palabra de Dios es un fiestín. Tiene algo que ofrecer cada vez que la abres. No te lo pierdas. Busca un bocado. Busca un platillo principal. Digiérelo a lo largo del día. A medida que te des un festín, te nutrirás y crecerás espiritualmente más fuerte.


Reflexión

¿Cuáles son algunas formas en que la Palabra de Dios me ha nutrido?


Plegaria

Querido Dios, gracias por decirme lo que esperas de mí. Canto con el salmista “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). Ayúdame a entender claramente la instrucción que me das. En el nombre de Jesús oro, Amén.