por Darla Noble
Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención.
¿Cuándo fue la última vez que usaste la palabra “santificación” en una conversación?
Probablemente no puedas recordar cuándo, si es que alguna vez lo recuerdas, porque es una de esas “palabras de la iglesia” que no usamos muy a menudo.
De hecho, casi nunca.
Pero el versículo de hoy la presenta. Y la santificación es algo en lo que debemos pensar todos los días.
Ser santificado significa ser bendecido, dedicado, aprobado, purificado e incluso santo.
Si sometemos nuestras vidas a Dios a través de Jesús en el bautismo para el perdón de nuestros pecados, llegamos a ser todas esas cosas. Entonces, nuestra sumisión y nuestro arrepentimiento permiten que el sacrificio de Jesús nos haga puros. Limpios. Perfectos. Santificados.
No sé ustedes, pero cuando pienso en eso, me siento humilde. Me ayuda a verme tal y como lo que realmente soy: completamente indigno de misericordia, pero agradecido más allá de mis palabras.
¿Qué significa para mí la santificación? ¿Cómo puedo saber si estoy santificado? Estableceré un recordatorio para pedirle a Dios cada mañana su poder santificador.
Dios celestial, gracias por enviar a Jesús a este mundo. Gracias por darme el honor de ser tuyo, bendecido y santificado, amado y apreciado por siempre. Oro para mantener mi corazón y mi mente enfocados en la sabiduría de tu Palabra. Te entrego mi vida de nuevo. Por favor abrázame cerca. Nunca me dejes ir. En el nombre de Jesús oro, Amén.