por Sam
Conforme á mi mira y esperanza, que en nada seré confundido; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
El pecado es muerte.
La lujuria, el orgullo, la envidia, la glotonería y la pereza merecen la muerte.
Entonces, ¿por qué no morimos cuando hacemos estas cosas? Porque Jesús murió por nuestros pecados. Éramos condenados a muerte que estaban destinados a ser castigados por nuestros crímenes. Pero Jesús vino y tomó nuestro lugar.
Podemos elegir vivir nuestras vidas como queramos. Podemos terminar de nuevo en el corredor de la muerte si vivimos en pecado. O podemos tomar la mano de Jesús y caminar por Su camino.
Pablo llama a los cristianos a exaltar a Cristo en todas las cosas, tanto en la vida como en la muerte. Nuestra vida ya es de Jesús; deja que Él la use. No hay miedo en la muerte. Simplemente significa que nuestra lucha ha terminado y lo siguiente que veremos es a Jesús viniendo en las nubes.
Jesús nos justifica, nos purifica y nos santifica. Él nos da el poder para vencer el pecado y nos da los medios para ayudar a otros a vencer. Jesús sabe lo que nos llenará y nos hará verdaderamente felices y bendecidos.
Jesús quiere alejarte de esa vida que lleva a la muerte y encaminarte hacia una vida eternamente libre de dolor. Él quiere darte la fuerza para vencer hoy.
¿No lo dejarás entrar?
¿En qué camino estoy hoy mismo? Pediré a Jesús que me guíe por un camino de vida eterna.
Querido Jesús, ayúdame a vivir para ti. Ven a mi corazón, límpialo, purifícalo y santifícalo. Dame el poder para vencer el pecado y ayudar a otros a vencer. Guíame hacia el cielo hoy. En tu nombre oro, Amén.