El perdón, reconocer que has sido ofendido, pero elegir superarlo, es una de las cosas más difíciles y benévolas que puede hacer una persona. También es un sello distintivo de la relación de Dios con sus hijos caídos.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, suplicó Jesús mientras lo crucificaban (Lucas 23:34). ¡Qué Salvador! Sus pensamientos finales fueron sobre ti y sobre el perdón.
Qué Dios maravilloso al que servimos, que está dispuesto y es capaz de perdonar todos nuestros pecados, que “perdona la iniquidad” y que está dispuesto a echar todos nuestros pecados “en lo profundo del mar” (Miqueas 7: 18-19).
Jesús me redime y me perdona
En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia.
Yo perdono a los demás porque Cristo me perdona
Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia; Sufriéndoos los unos á los otros, y perdonándoos los unos á los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Crito os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Perdona primero luego ora
Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que vuestro Padre que está en los cielos os perdone también á vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonareis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Mi perdon tiene sentido para Dios
Venid luego, dirá Jehová, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á ser como blanca lana.
Perdona sin ataduras
Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen; Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos.
Perdonar a los indignos trae recompensas divinas
Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; Y si tuviere sed, dale de beber agua: Porque ascuas allegas sobre su cabeza, Y Jehová te lo pagará.
Los hijos de Dios perdonan a sus enemigos
Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos.
El perdón ayuda a vencer el mal
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.
Dios me perdona como yo perdono a los demás
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Creer en Jesús conduce al perdón de los pecados
A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón.