“Al que venciere, le daré de comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”, promete Jesús (Apocalipsis 2: 7).
En ocho ocasiones en el libro de Apocalipsis, se declaran recompensas especiales para los que “vencen”. Dios nunca nos pedirá que hagamos algo sin prepararnos para hacerlo. Él sabe los obstáculos que tenemos ante nosotros, y promete darnos el valor no solo para enfrentarlos, sino también para vencerlos.
Mi fe es más fuerte que mis enemigos
Jehová es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme? Aunque se asiente campo contra mí, No temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, Yo en esto confío.
Valor para vencer
Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo.
Dios es la fuente de mi valor
No desmayes delante de ellos, que Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y terrible.
Valor para cuando me sienta impotente
¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es Jehová, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Dios no me fallará
Dijo más David á Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y ponlo por obra; no temas, ni desmayes, porque el Dios Jehová, mi Dios, será contigo: él no te dejará, ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
Mi fe en Dios me quita el temor
Cuando te acostares, no tendrás temor; Antes te acostarás, y tu sueño será suave.
Confiar en Dios me da valor
He aquí Dios es salud mía; aseguraréme, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, el cual ha sido salud para mí.
Dios nunca me abandonará
Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me hará el hombre.
El Espíritu de Dios no teme
Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
El amor elimina el temor
En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor.