Desde el principio, las relaciones con los demás han sido el núcleo de la humanidad. Fuimos creados a imagen de Dios (Génesis 1:26). Dios reconoció en los albores de la creación que, incluso si se está rodeado de una prístina perfección, no es bueno que una persona esté sola (Génesis 2:18).
Dado que necesitamos comunión con Dios y con los demás, debemos cultivar intencionalmente relaciones que nos edifiquen en lugar de destruirnos, porque todos somos hijos de Dios y estamos formando relaciones aquí que Dios quiere que duren por la eternidad.
La empatía, el respeto y la humildad son las características de las buenas relaciones
Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión. No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
Todo hijo de Dios es miembro de su familia
Y estando él aún hablando á las gentes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, que te quieren hablar. Y respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.
Las relaciones familiares se basan en el respeto mutuo
Y Moisés salió á recibir á su suegro, é inclinóse, y besólo: y preguntáronse el uno al otro cómo estaban, y vinieron á la tienda.
Nunca debo valorar mis relaciones terrenales por encima de mi relación con Dios
Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Mi relación con Dios es como una amistad
Quién me tornase como en los meses pasados, Como en los días que Dios me guardaba, Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, A la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad; Como fué en los días de mi mocedad, Cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda; Cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, Y mis hijos alrededor de mi;
Mi relación con Dios reemplaza a todas las demás relaciones
Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio, Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
Debo elegir a mis amigos sabiamente
El justo hace ventaja á su prójimo: Mas el camino de los impíos les hace errar.
Los hijos de Dios no siempre se llevan bien; a veces la separación es necesaria
Y hubo tal contención entre ellos, que se apartaron el uno del otro; y Bernabé tomando á Marcos, navegó á Cipro. Y Pablo escogiendo á Silas, partió encomendado de los hermanos á la gracia del Señor.
Debo protegerme de las relaciones destructivas
No te entrometas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos; Porque no aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma.
Debo esforzarme en mantener y apoyar mis relaciones terrenales
¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hagáse todo para edificación.
Debería modelar mi relación con los demás en la relación de Cristo conmigo
Antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdónandoos los unos á los otros, como también Dios os perdonó en Cristo.