Mi hija y yo tuvimos una conversación sobre la diferencia entre agradecimiento y gratitud.

Ella lo resumió diciendo: “Agradecimiento es pensar en cuánto aprecias algo. La gratitud es asegurarse de compartir esos pensamientos con los demás”.

Su perspicacia me impresionó. También fui convencida a ser más consciente de expresar mi gratitud.

No tengo ningún problema en ser agradecida. Doy gracias a Dios todos los días por muchas cosas. También me gusta mucho usar mis modales, decir gracias a la gente que paga y agradecer a las personas que sostienen una puerta. Incluso entrené a mi cachorro diciéndole gracias por hacer su negocio donde se supone que debe hacerlo. (Te diré que todavía espera escuchar “gracias” cada vez que obedece). Esas dos palabras son poderosas para ella, y también para las personas.

Pero aún más poderosas son las acciones detrás de las palabras.

En lo que respecta a mi cachorro, la gratitud equivale a un regalo, un elogio o una caricia. Con las personas, la gratitud equivale a una tarjeta escrita a mano u otras pequeñas muestras de agradecimiento. Es llegar a tiempo, cumplir tus promesas, tratar las cosas prestadas con respeto y devolverlas, ser honesto y amable.

Un famoso eslogan publicitario dijo una vez: “Pon tu dinero donde está tu boca”.

En su lugar, intenta lo siguiente: “Ponga su gratitud donde está su agradecimiento”.