por Pastor Ken
Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, Has dado heredad á los que temen tu nombre.
“Eres lo más preciado para mí”.
Temprano, una mañana, me encontré en un lugar donde sentí que Dios me decía esas palabras.
El saliente sol brillaba ante mí en el lago tranquilo. El canto de las aves atestaba los árboles alrededor.
Imaginé a Aquel que hizo toda esta belleza. También entendí que Jesús había estado conmigo toda mi vida y me había bendecido abundantemente.
El sentimiento de esa mañana continúa inspirándome. Mi corazón siente un gran aprecio por lo que Dios ha hecho a través de innumerables personas semejantes a ángeles. Y oro para que Él me use para animar a otros.
Cuando considero mi rebosante gratitud a Dios y hacia las personas que me ayudaron cuando los necesité, renuevo mi voto de servir a Dios. Le pido que me deje vivir de ahora en adelante solo para su gloria.
Dios me escucha y me responde. Entonces Él me inspira con mucho valor para enfrentar el futuro, por incierto que sea. También me promete la heredad de los que temen su nombre.
Él promete lo mismo para ti. Eres lo más valioso para Él. Eres su hijo. Por la fe en Jesús, somos coherederos de todas las riquezas eternas del Padre celestial.
¿Qué cosas maravillosas me da Dios como su hijo o su hija?
Querido Dios, gracias por ver belleza en mí, tu hijo y tu creación, aún cuando otros no pueden verla. Gracias por tu gracia y por la promesa de una herencia gloriosa. En el nombre de Jesús oro, Amén.