Piensa en tus personas favoritas.

¿Cómo te hace sentir estar con ellos? ¿Qué hacen que alegran tu día, enriquecen tu vida y dan calidez a tu corazón?

¿Cuáles son las tres cosas que más admiras de ellas?

¿De qué maneras específicas te han bendecido?

¿Cuándo fue la última vez que les dijiste (realmente les dijiste) lo que significan para ti?

¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir: “Ojalá les hubiera dicho cuánto los amaba”? ¿O “me hubiera gustado haber ido a visitarlos más a menudo o haber hecho ‘esto o aquello’ mientras todavía estaban aquí”?

El mensaje es claro: el tiempo en esta tierra es corto. El amor es el bien más preciado que tenemos. Es incluso más preciado que el tiempo.

Si amas a alguien, no esperes. Dícelo.

Si amas a alguien, no esperes. Muéstraselo.

Si amas a alguien, no esperes. Actúa.

El amor nos da valor, fuerza, esperanza, confianza, seguridad y una razón de ser.

Si tu amor es de la clase de amor que trasmites hacia tus amigos, tu familia, tus hijos o tu cónyuge, no importa. Solo asegúrate de no dejar que el amor quede sin expresarse.