por Heather Tietz
No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
“¡No temáis!”
Los ángeles comenzaban sus mensajes con esto.
Jesús animaba a sus discípulos con esto. Dios el Padre continuamente lo mencionaba a los asustados israelitas. “¡No tengáis temor!” Está escrito cien veces en la Biblia. Dios no quiere que seamos un pueblo acosado por los miedos.
¿El miedo afecta tus elecciones?
¿Se interpone como un monstruo entre ti y los buenos planes, las buenas obras, las cosas buenas? Tal vez si pudieras escuchar una voz celestial con autoridad que te diga que no temas, entonces verdaderamente llevarías esas palabras a tu corazón.
Los israelitas y los discípulos, que vieron el poder de Dios de primera mano, todavía necesitaron que esas palabras se repitieran una y otra vez. Necesitaron recordatorios. Quizás tú también los necesites.
Ayúdate a tí mismo. Ata un hilo a tu dedo. Cuelga las palabras en tu pared. Pon recordatorios en tus dispositivos. Guárdalas en tu bolsillo. Deja de tener temor. ¡Dios es! ¡Dios sabe! ¡A Dios le importa! Dios tiene un plan.
Con su dirección, puedes dejar de preocuparte y comenzar a confiar.
¿Soy una persona temerosa? ¿Cuál es un momento en el que Dios me ayudó en el pasado? Cuando tengo miedo, ¿cómo puedo permanecer recordándome esa liberación?
Querido Jesús, estoy tan agradecido de que estés conmigo. Ayúdame a escuchar tu voz diciéndome que no tema. Gracias por tus preciosas promesas. Oro en tu nombre, Amén.