por Heather Tietz
Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.
Si te encuentras aguardando algo, no estás solo.
Te encuentras donde un grupo de personas temerosas de Dios ha estado, perseverando a través del dolor de lo incierto, extrayendo confianza, haciendo crecer la fe cada vez más grande.
Noé esperó en un arca ruidosa y maloliente. Moisés pasó cuarenta años vagando por el desierto, esperando que Dios lo llevara a la Tierra Prometida. Ana, Saraí y Rebecca esperaron en humillación mientras la familia se burlaba de ellas por no tener hijos. El apóstol Pablo esperó en prsión siendo inocente.
Esperar es un tema en las Escrituras.
Aquí en el Salmo 27, David no se encuentra en un lugar tranquilo en el campo o descansando junto a un arroyo. No, David está camino a una batalla. Pero en lugar de pensar en el dolor, en lugar de abrumarse por el miedo, él se pone a cantar confiadamente. David pasó muchos años practicando la espera que cuando se convirtió en rey sabía que podía depender de Dios, incluso en circunstancias aterradoras como una guerra.
Tú también puedes depender de Dios. No solo un grupo de personas piadosas conoce tu sentir, sino que también el gran momento de Dios está moviéndose en tu favor.
Aguardar nos hace aferrarnos a Dios por encima de lo que esperamos que haga. Él nos dará lo que es mejor en el mejor momento para recibirlo.
Aunque nuestra perspectiva es limitada, la suya es eterna.
¿Cuándo fue la última vez que noté que el gran momento de Dios encajaba perfectamente en mi vida?
Querido Dios, por favor dame la sabiduría para esperar en ti como lo hicieron héroes como Abraham, Noé y David. Por favor, bendíceme con tu fortaleza y valor. En el nombre de Jesús oro, Amén.