por Heather Tietz
Un varón de vosotros perseguirá á mil: porque Jehová vuestro Dios pelea por vosotros, como él os dijo.
La guerra. Quizás sea una de las pocas cosas en el mundo a las que realmente podemos etiquetarle la palabra “odio”.
La mayoría de nosotros no tenemos idea de lo odioso que es, pero hemos visto suficientes películas como para hacernos estremecer. Sin embargo, cuando una guerra es realmente ordenada por Dios y cuando somos llamados a ella, no tenemos por qué temer. ¡Dios siempre gana sus batallas!
Cuando Josué era viejo, animó a los israelitas, recordándoles la protección de Dios (ver Josué 23). “Acordaos de todas las veces que Dios expulsó de vosotros a los cananeos. ¡No les temas! Dios te dará éxito nuevamente”.
El poder sobrenatural había ganado batallas para el pueblo de Dios una y otra vez.
Dios le había dado poder a Jael, una mujer civil, para matar al comandante militar enemigo cuando este entró en su tienda. Dios había enviado granizo y una tormenta para dispersar y para inundar las tropas enemigas. Derribó los muros protectores de Jericó para que los israelitas pudieran entrar. La Biblia registra 230 ciudades cananeas tomadas por Israel. La mayoría simplemente fueron abandonadas por un enemigo que huía temeroso.
Dios tiene tácticas de guerra inesperadas. Cuando parezca que Él no tiene un plan, mantente atento. Entrégale tus batallas. Entonces confía en Él a través de sus inusuales estrategias.
Si tu batalla es ordenada por Dios, Él está escribiendo una gran historia de guerra para ti.
¿Por qué Dios no siempre gana en la forma que yo espero? ¿Qué territorio, persona o problema es actualmente mi campo de batalla? ¿Cómo los estoy entregando continuamente al Señor?
Celeste Señor, gracias por pelear mis batallas. Por favor ayúdame a siempre escuchar cuando me hablas. En el bendito nombre de Jesús oro, Amén.