El autor Scott Reall dice que cuando se persigue cualquier objetivo, hay una diferencia entre entrenar e intentar.

Por ejemplo, muchos han intentado dejar de fumar. Duran unos días o semanas, pero luego fallan. Lo intentan de nuevo, pero permiten que el fracaso los desmoralice. Eventualmente, dejan de intentarlo por completo.

Pero el atleta que va a entrenar ve el fracaso de manera diferente.

Si no cumple con un objetivo de entrenamiento, aún se levanta a la mañana siguiente para comenzar de nuevo. Si pierde una competencia, todavía queda el próximo juego o la próxima temporada. Lo que se siente como un fracaso para quien lo intenta es solo una parte del proceso para la persona que entrena.

¿Qué pasa con nuestra búsqueda de Dios?

Muchos de nosotros solo tratamos de orar por su provisión, protección, fortaleza y guía. Tratamos de obedecer y permanecer fieles, pero fallamos. Y algunos se dan por vencidos por completo.

Pero si te levantas cada mañana buscando a Dios como un atleta busca un campeonato, entonces cada fracaso solo sirve para recordarte tu objetivo final: una vida plena en Cristo.

No te rindas Sigue buscando a Dios con todo tu corazón, y la victoria de la vida santificada será tuya.