por Heather Tietz
Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Se ha dicho que la crucifixión es la forma más cruel de castigo corporal, una muerte de dolor agonizante, asfixia y, literalmente, de un corazón roto.
Jesús conoce el tormento que puede sufrir el cuerpo humano. Él sufrió dolor insoportable y la agustia de la cruz para que puedas estar con Él en el Paraíso.
No podemos imaginar la vida en el Paraíso.
Aquí en la Tierra, no podemos encontrarlo. No se puede ver a través de un telescopio. No se puede dibujar en un mapa. Solo Jesús conoce el camino. Podemos llegar allí solo a través de Él.
El paraíso es la residencia de Dios. Es la casa de Jesús.
Como el ladrón en la cruz, estás invitado.
Desde que aceptas a Jesús como tu Salvador y Señor, puedes cruzar la puerta al Paraíso. Sí, cuando tienes a Jesús, tienes la llave al Paraíso. Y el Paraíso es tu hogar.
¿Cómo puedo aceptar a Jesús, quien pagó el precio al Paraíso? ¿Cómo me siento acerca de partir de esta Tierra para estar con Él para siempre?
Amoroso Señor celestial, necesito a Jesús, quien es la llave al Paraíso. Ayúdame a depender de Él todo el tiempo y vivir como Él lo hizo. Oro en el nombre de Jesús, que está preparando mi hogar eterno, Amén.