por Ami Hendrickson
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, rodeóme de manto de justicia, como á novio me atavió, y como á novia compuesta de sus joyas.
¿Cuán a menudo pasas tiempo regocijándote en lo que el Señor ha hecho por ti?
Debido a su amor, tú existes. Por su gracia, tienes la promesa de la vida eterna.
En el versículo de hoy, el profeta Isaías compara las misericordias y las bendiciones de Dios con la celebración de una boda. Se “regocija en gran manera” y su alma está gozosa por las maravillosas cosas que Dios ha hecho personalmente en la vida del profeta.
La salvación de Dios es tan exquisita que la mejor manera que se le ocurre a Isaías para describirla es como parte del día más costoso, extravagante, hermoso e indulgente de la vida de una persona: su boda.
La justicia de Dios nos cubre mejor que un vestido de novia o un esmoquin hecho a la medida. Ningún arreglo de flores puede compararse con la belleza de su santidad en nuestras vidas. Todas las joyas del mundo palidecen en comparación con cómo la salvación de Dios nos hace resplandecer.
Este esplendor es un regalo. La salvación es totalmente gratuita. Viene sin costos ocultos. No es algo que podamos comprar o algo que podamos ganar. Todo lo que tenemos que hacer es aceptarlo.
¡Qué motivo de verdadero regocijo! ¡Cantad al Señor! ¡Hablad de su excelente grandeza! ¡Porque nuestro Dios es grande y muy digno de ser alabado!
¿Qué metáfora usaría para describir mi salvación? ¿Cómo podría usar esta metáfora para presentarle a alguien las glorias de la gracia de Dios?
Querido Dios, ¡solo tú eres poderoso! Tú tienes el mundo en tus manos. Has hecho muchas cosas maravillosas y mi corazón se desborda de gratitud por ser llamado tu hijo. En el nombre de Jesús oro y alabo, Amén.