La acción de gracias es un sacrificio.

Jonás sabe que así es. Especialmente después de estar sentado en el vientre de una ballena durante días, con la piel quemada y arrugada, hambriento y apestoso.

David también lo sabe. Cuando has estado huyendo de un rey enloquecido durante años, a pesar de que eres el sucesor elegido por Dios.

Job lo sabe. Cuando todo te ha sido quitado, incluido el apoyo de tus amigos.

Noé lo sabe. Cuando todo el mundo ha sido destruido y estás atrapado en un barco con animales.

Moisés lo sabe. Cuando has sido rescatado de la esclavitud pero estás confinado a vagar por un desierto liderando a miles de seguidores que se quejan, agradecer es difícil.

Todos hemos tenido un momento en el que todo parece perdido y expresar gratitud es lo último que tenemos en mente.

A veces es un esfuerzo para nuestro corazón evocar los deleites que Dios nos ha dado. Pero también es una experiencia de la cual nos beneficiamos inmediatamente. Cuando podemos sacar los pensamientos de agradecimiento de nuestro corazón, cuando los podemos expulsar de nuestra boca, ellos nos levantan el espíritu. El agradecimiento nos recuerda que estamos siendo cuidados.

El agradecimiento sacrifica el yo y nos da la esperanza de que Dios está obrando en nuestras vidas.

¡Sin duda, pronto tendrás la oportunidad de probarlo!

Que la gratitud pueda bendecirte.