Durante años, Aylattes, el rey lidio, había hecho la guerra contra los medos, dirigidos por el rey Ciaxares.

Impulsada en parte por un deseo de venganza (uno de los hijos de Ciaxares fue asesinado; y responsabilizó personalmente a los medos) y en parte porque ambos reyes querían el control de Anatolia, lo que ahora es Turquía, la guerra se prolongó con ambos lados tan igualados que ninguno tenía una ventaja clara.

Tales de Mileto, uno de los “Siete Sabios de Grecia”, tenía un gran interés en evitar que Anatolia sufriera los constantes combates. Tales fue un erudito matemático, astrónomo e ingeniero, entre otras cosas. Aplicó lo que sabía de los objetos celestes y, según el historiador antiguo Heródoto, se convirtió en la primera persona en predecir un eclipse solar.

El 28 de mayo de 585 A.C. tuvo lugar el eclipse predicho por Tales mientras los medos y los lidios luchaban. Aunque la historia no está clara si Tales estuvo presente, ambos ejércitos tomaron el eclipse como una señal e inmediatamente terminaron la guerra.

Tales no era un soldado. No era ni luchador ni mercenario. Pero usando lo que observó en los cielos, pudo encontrar una razón para poner fin a las hostilidades.

Que hagamos lo mismo. Nuestra fe en Dios nos enriquece con experiencias celestiales.

Todo lo que Él pide es que lo representemos en la tierra, que actuemos con justicia, amemos la misericordia y caminemos humildemente con Él.