por Heather Tietz
He aquí que yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron.
Cuando esta profecía en Jeremías se da, Jerusalén era un desastre.
Su rey fue apresado. Su templo demolido. Ni siquiera los pastores tenían pasto para sus ovejas.
El pueblo de Israel vivía en pecado, por lo que Dios permitió que los babilonios los apresaran. Sufrieron una especie de azotes sagrados, un tiempo de mano dura.
Pero luego, en Jeremías 33, que contiene el versículo de hoy, Dios le recuerda a su pueblo que tiene un plan de amor para ellos. Él traerá de vuelta la paz. Los perdonará. Los devolverá a una tierra restaurada.
Todos pasamos por momentos en que nuestras vidas se sienten saqueadas, cuando el pecado ha abierto la puerta al caos.
¡Gracias a Dios, Él es más grande que nuestro mayor desastre!
Él puede restaurar lo que se te ha quitado. Si nos arrepentimos, si nos alejamos de buscar el mal, Dios nos traerá de vuelta a su cuidado protector. Sí, podemos esperar la eventual paz del cielo, pero no tenemos que esperar tanto. Dios también puede restaurarnos ahora.
¿Ha irrumpido el pecado en tu vida? Recupera esta esperanza: Dios tiene un plan amoroso. ¡Vuélvete a Él!
¿Qué parte de mi vida necesita restauración? Escribiré una oración a Dios pidiendo ayuda para limpiar mi desorden.
Querido Dios, renuncio al pecado en mi vida que me impide seguirte plenamente. Por favor, perdóname. Restáurame y trae tu santa salud y sanidad. En el maravilloso nombre de Jesús oro, Amén.