Cruzando El Pasillo

por David Haase

Mateo 11:5

Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio.

Mi esposa estaba muy enferma.

Después de pasar diez días en cuidados intensivos, la trasladaron a una sala de recuperación.

Una familia cantaba a su ser querido al otro lado del pasillo. Qué hermoso sonido salía de su habitación. Cerraron la puerta, pensando que nos estaban molestando, pero crucé el pasillo y les pedí que no cerraran la puerta a tan hermoso sonido.

Todos nos dimos la mano, nos presentamos y regresé a la habitación con mi esposa.

Poco después, llegaron a la habitación y preguntaron si podían cantar para mi esposa. Inmediatamente dijo que sí. Ella dijo que los cantos que entonó esta talentosa familia fueron la mejor medicina que hubo recibido durante todo el tiempo que estuvo en el hospital.

Aunque mi esposa era joven, estaba tan enferma que los médicos le habían dicho que le quedaba poco tiempo de vida.

Han pasado 15 años desde que crucé el pasillo para pedir a los cantores que ministraran a mi esposa. Dios usó sus talentos y su fe para bendecirnos ricamente.

Dios le dio a mi esposa más salud y fuerza de lo que los doctores podían explicar. Y ella continúa viviendo, un testimonio del poder sanador de Dios.


Reflexión

¿Estoy dispuesto a ir a donde Dios me guíe, usando mis talentos para ministrar a otros en su nombre?


Plegaria

Amoroso y misericordioso Salvador, ayúdame a estar listo para ir a donde tú me guíes. Hazme dispuesto a cruzar un pasillo, una habitación, un país o el océano, todo por el privilegio de contarles a más de tus hijos acerca de tu gran amor por nosotros. En el nombre de Jesús oro, Amén.