George Burks fue médico del ejército en el Pacífico Sur durante la Segunda Guerra Mundial.

La manera heroica en que George realizó su trabajo le valió la Cruz de Servicio Distinguido. La humildad de George con respecto a este honor se muestra en una carta que le escribió a su padre:

“Papá, siento que debo decirte que después de la batalla de Munda, me incluyeron para un DSC (Distinguished Service Cross). No quiero que difundas esta noticia. Es entre tú y yo. Siento que las distinciones que me dieron fueron suficientes, lo justo y merecido, ya que solo estaba haciendo mi trabajo como muchos otros que no fueron reconocidos. El hecho de que significas tanto para mí es la única razón por la que te escribo esto ahora”.

George perdió la vida mientras atendía a los heridos durante la Batalla de Luzón. El día de su muerte, George llevó a varios soldados heridos desde el frente de batalla, protegiéndolos con su cuerpo para poder prestarles primeros auxilios. Él voluntariamente sacrificó su propia seguridad para ayudar a otros.

Eso es lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz y lo que todavía hace por nosotros todos los días. Él se posiciona entre nosotros y el pecado, levantando una barrera protectora.

Nos cubre así y nos lleva fuera de peligro.