Nunca Olvidaré Ese Sermón

por Darla Noble

Gálatas 3:26-27

Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.

Tenía diez años cuando pasé al frente para confesar mi fe y ser bautizada en Cristo para el perdón de mis pecados y el don del Espíritu Santo.

Habiéndome educado en la Iglesia, conocía las razones y el significado del bautismo. Pero una noche en una reunión de avivamiento se volvió algo personal.

El mensaje del predicador esa noche no fue el típico sermón.

El escenario estaba oscuro, con una lámpara de punto luminoso sobre él y una gran caja que él había convertido en una “máquina del tiempo”. Pretendiendo ser un escéptico, usó la máquina para “hablar” con Noé, Abraham, Daniel, María, Pedro, Juan y Pablo, recapitulando brevemente su relación con el Señor y la esperanza que tenían por su salvación.

Después de hablar con estas personas, el hombre que el predicador estaba retratando se dio cuenta de que quería esa misma esperanza. Pero temía que fuera demasiado tarde y empezó a gritar: “¡Quiero pasar la eternidad con Jesús! ¡Ya no quiero perderme!”

Supe en ese momento que yo tampoco quería más estar perdida. Me di cuenta de lo personal que es nuestra relación con Jesús y quería eso más que nada.

Todavía lo hago. Ruego que tú también lo hagas.


Reflexión

¿He aceptado a Cristo como mi Salvador? Si no, ¿qué me impide hacerlo? Si lo he hecho, ¿a quién conozco que necesita a Jesús? Compartiré mi testimonio con esa persona y comenzaré a orar para que pronto lo convierta a Él en el Señor de su vida.


Plegaria

Querido Jesús, gracias por salvarme de mis pecados a través de tu muerte en la cruz. Por favor, dame una vida que demuestre todos los días la gratitud que siento. En el nombre de Jesús oro, Amén.