por Pastor Ken y Joyverse
Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro; Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
En el Antiguo Testamento, el ayuno, es decir, no comer ni beber deliberadamente durante un período de tiempo, se hacía para expresar tristeza o remordimiento y era un acto de arrepentimiento.
Pero en algún punto del camino, los fariseos y otros líderes religiosos degradaron el ayuno a un ritual con mucha menos relevancia espiritual.
Jesús reconoció esto. Es por eso que en el versículo de hoy les advirtió que no usaran el ayuno como una demostración externa de religión. Él dijo que ellos (y nosotros) deberían recordar lo que realmente debe ser el ayuno: un acto de sumisión a Dios y un ejercicio de crecimiento espiritual personal.
El ayuno puede ser una forma efectiva de enfocar la mente en Dios o de pedir la guía divina. Sacrificar tus comidas es una forma simbólica de poner tu cuerpo bajo el control total de Dios. Pero si lo haces con la esperanza de recibir bendiciones celestiales, no eches a perder la experiencia dándole más importancia que la debida y a la vez quejándote por ello. Mantén el sacrificio en secreto entre tú y Dios.
Ya sea el ayuno, el servicio, la oración o incluso la rutina diaria en el trabajo o en el hogar, haz todo con alegría y con la motivación de honrar a Dios.
¿Cuándo hizo alguien en secreto algo bueno por mí? ¿Cómo me hizo sentir? ¿Cómo respondí?
Querido Señor, por favor ayúdame a hacer todo para Tu gloria, en lugar de recibir atención y alabanza de otras personas. Ayúdame a pedir humildemente Tu guía. Por favor dame la dirección y la claridad que busco. En el nombre de Jesús oro, Amén.