Nuestras Sedientas Almas

por John Michalak

Isaías 44:3-4

Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra árida: mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos: Y brotarán entre hierba, como sauces junto á las riberas de las aguas.

Si alguna vez miras alguna de las viejas Cruzadas de Billy Graham, descubrirás algo sorprendente. Incluso en la década de 1950, una era que ahora vemos a través del lente de la nostalgia, Graham estaba declarando cuán corrupta y en peligro del juicio de Dios era la cultura.

Pero otra cosa que verías en esas Cruzadas era que no importaba el nivel de pecado y la oposición al Evangelio, no importaba lo terribles que parecieran las cosas, una cosa nunca cambió: siempre había hambre y sed por las Buenas Nuevas de Dios.

A pesar de la corrupción que vio Graham, sus estadios estaban constantemente llenos de personas que deseaban escuchar palabras de esperanza.

Miles de años antes, Isaías habló en un contexto similar de un pueblo corrupto que sería desterrado de su Dios, pero profetizó de un día en que la tierra seca del vacío espiritual sería regada, cuando los que morían de sed serían saciados.

Tal vez sea reconfortante saber que algunas cosas nunca cambian. Vivimos en una cultura pecaminosa y corrupta. Pero también vivimos con la esperanza de que, a través de Jesucristo, Dios nos está restaurando ahora mismo para que regresemos a Él, que Su Espíritu pueda saciar nuestras almas sedientas.


Reflexión

¿De qué tengo sed? ¿Qué “tierra seca” necesito que Cristo bendiga?


Plegaria

Querido Dios, tengo tanta sed de Tu amor y Tu guianza. Por favor, derrama Tu agua viva sobre mí, saturándome con Tu Espíritu. Bendíceme mientras me acerco más a Ti. En el nombre de Jesús oro, Amén.