por Ami Hendrickson
Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.
Nacida en 1939, Junko Tabei, de Japón, era una niña bastante enfermiza.
Cuando tenía diez años, un viaje de estudios al hermoso monte volcánico Nasu de Japón la inició en el montañismo, aunque la economía familiar hacía imposible dedicarse a este pasatiempo.
Tabei se unió a un club de escalada mientras estaba en la universidad. Aunque amaba la aventura y el deporte, muchos hombres se negaron a escalar con ella. Entonces, unos años después de graduarse, en 1969, formó el primer club de escalada femenino de Japón.
Tabei y su equipo decidieron abordar el Monte Everest. Para ello necesitaban patrocinadores. A menudo, cuando se dedicaba a recaudar fondos, le decían que las mujeres deberían criar a sus hijos.
Aun así, persistió hasta que tuvo lo suficiente para montar una expedición.
Contrató guías sherpas experimentados para que le indicaran el camino. Cuando se produjo una avalancha, el guía sherpa de Tabei pudo sacarla y salvarle la vida. La expedición continuó y el 16 de mayo de 1975, Tabei se convirtió en la primera mujer en alcanzar la cima del Monte Everest.
Tabei siguió subiendo. Además del Everest, se convirtió en la primera mujer en escalar con éxito las “Siete Cumbres”, las montañas más altas de cada continente.
Todo alpinista sabe que contar con guías expertos es esencial para tener éxito.
“Tú me mostrarás el camino de la vida”, dice el salmista.
No importa qué montaña afrontes hoy, ten confianza en que Dios te indicará el camino.
¿Qué montañas necesito escalar? ¿Cómo sabré qué camino seguir?
Dios Creador, guíame por el camino que quieres que recorra. Ayúdame a confiar en Ti para guiarme a casa. En el nombre de Jesús oro, Amén.