En el desierto, lejos de la ayuda humana, el diablo le prometió a Jesús el mundo si se inclinaba y lo reconocía soberano.

Jesús nunca aceptó la tentación. En cambio, citó las Escrituras, destruyendo el argumento del diablo con la Palabra de Dios. Jesús pasó tiempo cercano y personal con su Padre celestial. Hizo de Él, su máxima prioridad.

Jesús habitualmente pasaba tiempo con Dios, hablando con Él en oración, conociéndolo mediante el estudio de las Escrituras y adorándolo. Él es nuestro ejemplo. Como Él, nosotros también podemos tener una relación estrecha con Dios.

Cuando te tomas el tiempo para conocer a Dios personal e íntimamente a través de la oración, el estudio de la Biblia y la adoración, Dios se revelará a sí mismo, sus caminos y su propósito para ti.

Cuando obedeces a Dios, Él logrará grandes cosas a través de ti. A medida que el Señor obra en tu vida y a través de ella, querrás hacer más y más para Él. Cuando haces de Dios tu principal prioridad, disfrutarás de una vida llena de su gracia, amor y poder, más allá de todo lo que el mundo tiene para ofrecer.