Grandeza Disfrazada

por Heather Tietz

1 Corintios 1:24-25

Empero á los llamados, así Judíos como Griegos, Cristo potencia de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo loco de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres.

¿Podría Dios mostrar alguna vez debilidad?

Supongo que, si él es verdaderamente el amo de todo, entonces él es capaz de ser a la vez grande como pequeño. El clímax del libro alegórico de C. S. Lewis, “El león, la bruja y el ropero”, es una hermosa demostración de fuerza y sabiduría bajo la máscara de la debilidad y la necedad.

El egoísta Edmund ha vendido su alma a la malvada Reina de las Nieves. Aslan, el amado león, se ofrece así mismo en lugar de Edmund. La decisión del gran león parece una tontería, porque no solo él, sino todo el país, caerá en manos del mal.

Aun así, permite que le corten su majestuosa melena y le amarren el cuerpo. Allí yace, luciendo débil y tonto mientras los malvados se burlan de él. Pero él sabe que cualquier acto hecho con amor nunca es tonto ni débil. Aunque muere, el amor lo resucita y le permite salvar la tierra.

Los paralelos alegóricos son claros.

Jesús vino en debilidad. Luego dejó que clavos, espinas y madera dominaran Su cuerpo. Lo permitió porque tenía un plan. Al ser débil, pudo demostrar cuán fuerte era realmente: más fuerte que la muerte, perdonando el odio, inexorable en amor. Y debido a que murió, Su Espíritu Santo pudo venir y darnos poder.

Su debilidad, su “necedad”, finalmente nos da fuerza y sabiduría.


Reflexión

¿En qué momento de mi vida encontré que la debilidad o la necedad son una fortaleza?


Plegaria

Querido Jesús, gracias por entregarte por mis pecados. Eres toda mi fuerza y mi sabiduría. Permite que tu poder dé energía a mi vida. En tu nombre oro, amén.