Charlotte Elliott era una artista talentosa, una poeta humorística y una joven sin preocupaciones.

Pero cuando contrajo una enfermedad a los treinta años, quedó postrada en cama con una fatiga agobiante. Tres años después, cuando su cuerpo no se había recuperado y se encontraba abatida, un evangelista la visitó en su hogar. Él la aconsejó a salir de su depresión e ir a los brazos de Jesús. Ella le entregó a Dios la fuerza que aún le quedaba.

Dios puso fortaleza en su pluma. Ella escribió más de 150 cantos para Él a lo largo de su vida.

Un himno en particular que escribió para recaudar fondos para una escuela para las hijas de clérigos pobres. “Tal como soy” levantó más paredes de la escuela que todos los demás esfuerzos de recaudación de fondos combinados. Hoy es uno de los cantos más conocidos y amados por la Iglesia.

Charlotte confesó: “Él sabe, y solo Él, lo que es, día tras día… luchar contra los sentimientos personales de debilidad, languidez y agotamiento casi abrumadores, decidir no ceder a la pereza, la depresión y la inestabilidad… sino levantarse cada mañana. determinada a tomar como mi lema, ‘si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame’”.

Charlotte estuvo en cama durante casi cincuenta años. Pero su espíritu se fortaleció y en su debilidad, y otros encontraron a Jesús.