por Heather Tietz
Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene al vida: el que no tiene la Hijo de Dios, no tiene la vida.
Prepararse para las vacaciones puede resultar agotador.
Un verano intercambiamos casas con una familia francesa que conocimos por internet. Limpiamos cada rincón de casa. Escondimos cosas personales, juguetes frágiles y todos nuestros documentos privados. Llenamos nuestro refrigerador con vino de California, quesos franceses y alimentos estadounidenses como mantequilla de maní. Luego, finalmente, después de meses de preparación, estábamos listos para tomar un merecido descanso.
Esperamos con ansias las vacaciones, ¿no es así? Estamos ansiosos por el fin de semana, por las vacaciones de verano, por nuestro día libre. A veces vivimos como si la libertad y la diversión estuvieran fuera de aquí, al final de nuestra semana, al final del año escolar, al final de nuestra vida. Pero la vida la estamos viviendo AHORA. No necesitamos esperar.
Si tenemos a Jesús, ¡tenemos vida ahora!
La vida eterna ya comenzó. Si hemos clamado a Dios por tener a su Hijo en nosotros, si Jesús es nuestro modelo a seguir, entonces tenemos la vida eterna de Dios en nosotros.
No tenemos que esperar la paz, la esperanza, el descanso, la alegría o la capacidad de amar. Las cosas en las que pensamos cuando imaginamos el cielo están disponibles para nosotros ahora.
¿Qué parte de la vida eterna siento que más falta? Oraré para que Dios haga crecer ese gozo, paz, esperanza o amor en mí.
Querido Dios, gracias por mi vida. Gracias por cada momento que me has permitido vivir en esta tierra. Gracias, también, por la promesa de una vida eterna, compartiendo la eternidad contigo. Por favor lléname con tu Espíritu hoy y todos los días. En el querido nombre de Jesús, oro, Amén.