por Darla Noble
CANTAD alegres á Dios, habitantes de toda la tierra. Servid á Jehová con alegría: Venid ante su acatamiento con regocijo.
El rey David no permitió que la vergüenza y el ridículo de parte de su esposa le impidieran cantar y bailar en las calles en alabanza a Dios (2 Samuel 6:14-23).
Pablo y Silas no permitieron que el estar encadenados dentro de una celda fría, húmeda y mohosa les impidiera alabar a Dios a todo pulmón. Los guardias no entendían su “locura”, pero no pudieron evitar quedar impresionados por su fe (Hechos 16:25-34).
Daniel no permitió que la amenaza de muerte le impidiera servir y alabar a Dios.
David, Pablo, Silas, Daniel y muchos otros han gritado de alegría al Señor y lo han servido con alegría sin preocuparse por las posibles consecuencias negativas. Sabían que sin importar lo que les sucediera, Dios los bendeciría por su fidelidad.
Tú también puedes vivir con esa misma seguridad.
Gritar al Señor con alegría, servirlo con alegría y venir a Su presencia con alegría y acción de gracias siempre resultará en recibir bendiciones de Dios — bendiciones que son mucho más maravillosas que cualquier cosa que podamos hacer por nosotros mismos. Y las bendiciones de Dios siempre hacen que las pruebas de esta vida sean soportables y menos preocupantes.
¡Grita… sirve… canta!
Compartiré algunas de las cosas buenas que Dios ha hecho en mi vida, ya sea en las cuentas de las redes sociales o cara a cara con alguien que conozco. ¿De qué otras maneras puedo alabar a Dios todos los días de esta semana?
Querido Dios, quiero alabarte en toda circunstancia. Cuando vengo ante Ti, te pido que siempre pongas una canción en mi corazón. Eres mi alegría y mi salvación. Quiero servirte con alegría, a pesar de las pruebas y dificultades que pueda estar experimentando. En el nombre de Jesús oro, Amén.