por Darla Noble
Y como cesó de hablar, dijo á Simón: Tira á alta mar, y echad vuestras redes para pescar. Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran multitud de pescado, que su red se rompía.
Hubo un tiempo en que las finanzas estaban tan apretadas que, por lo general, pasábamos la última semana o los últimos diez días de cada mes con menos de cinco dólares en nuestra cuenta bancaria.
Para una familia de seis, eso era aterrador. ¿Qué tal si uno de los niños se lesionaba o se enfermaba y necesitábamos cubrir el pago, pero no podíamos? ¿Y si llegaban a casa con una hoja de permiso de parte de la escuela que requería dinero para una excursión… y yo no lo tenía?
Admito que pasé proecupada más tiempo del que debía por nuestra falta de dinero. Y pasé tiempo sintiendo pena por mí y mi familia. Incluso pasé un poco de tiempo preguntándome por qué Dios no nos amaba lo suficiente como para darnos más.
Entonces me di cuenta de cuánto tenía en realidad. ¡Mis “redes de pescar” figurativas estaban llenas!
Mis hijos estaban sanos. Mi matrimonio era fuerte. Fuimos bendecidos con una maravillosa familia en la iglesia. Teníamos un techo sobre nuestras cabezas, comida en la mesa, y nunca, jamás, Dios dejó de ayudarnos.
Entonces, aunque no tuve una red de pesca real para echar al agua, ¡alabo a Dios por el privilegio de ver la evidencia de su provisión milagrosa una y otra vez!
¿Cuáles son algunas de las dudas que tengo para confiar que Dios obrará milagros en mi vida? Se las daré y le pediré que demuestre que mis temores son erróneos.
Querido Dios, gracias por tus muchas bendiciones. Gracias por indicarme cuándo y dónde ir a “pescar”. Ayúdame a escuchar siempre la indicación que me das. En el nombre de Jesús oro, Amén.