por David Haase
Jehová dará fortaleza á su pueblo: Jehová bendecirá á su pueblo en paz. Salmo de David.
Volver a casa después de la guerra de Vietnam no fue fácil.
La gente con carteles en las manos nos gritaba, nos acusaba de actos despreciables, llamándonos con nombres detestables y diciéndonos: “¡No los queremos aquí!”
En un momento estuve feliz, deseando besar suelo americano, y al siguiente me enfrenté al odio. Me preguntaba ¿por qué esas personas que ni siquiera me conocían me odiaban tanto?
Me pregunté si los que odiaban tenían razón. Mi mente empezó a centrarse en cosas que habían sucedido en la guerra. Pronto me convencí de que mi vida no valía nada. Me convertí en un adicto al trabajo, malhumorado y con un mal matrimonio.
Años más tarde, mi segunda esposa me pidió que fuera a la iglesia. Por alguna razón acepté ir. Cuanto más asistía a la iglesia, más me daba cuenta de que la gracia de Dios era mucho mayor que cualquier cosa que yo hubiera hecho.
Mi vida cambió más allá de lo que jamás hubiera imaginado. Acepté el regalo de la gracia de Cristo. Me involucré en la iglesia. Pronto tomé clases de predicación.
Hoy soy un pastor graduado del seminario. Cuando la mayoría de las personas de mi edad están pensando en jubilarse, yo trabajo para Dios todos los días, lleno de su gozo, de su fuerza y de su paz.
Dios realmente me ha liberado para vivir una mejor vida para Él. Oro para que Él, también te libere a ti para experimentar su gracia y paz en tu vida.
¿Cómo es que llega la paz desde el interior cuando Dios tiene el control de mi vida?
Dios misericordioso, gracias por tu Hijo Jesucristo. Él no sólo me ha perdonado sino que también le ha dado sentido a mi vida, llenándome de alegría, esperanza, amor y paz. En el nombre de Jesús oro, ¡Amén!