Jesús nos ordenó que les contáramos a otros el Evangelio para que ellos también supieran sobre el regalo de la salvación a través de Su muerte, sepultura y resurrección.

Entonces, es lógico que pasemos tiempo entre aquellos que no conocen a Jesús. Después de todo, no podemos buscar y salvar a los perdidos si no pasamos algún tiempo con ellos.

Sin embargo, debemos tener cuidado de no comprometer nuestros valores en el proceso. Me gusta pensar en reunirme con mis amigos no cristianos bajo “mis condiciones; mi territorio. Por ejemplo:

En lugar de ofrecerte como voluntario para ser el chofer sobrio en una fiesta de borrachos, invita a tu amigo a comer pizza, ir a los bolos, jugar al laser tag o hacerte una manicura. Rechaza la invitación de ir de copas después del trabajo; en su lugar, invite a todos a una cena ligera o una comida compartida en su casa la próxima semana.

Mejor aún, invita a algunos amigos no cristianos para que te ayuden a armar paquetes de atención para soldados o nuevas mamás con problemas económicos.

No importa lo que hagas o con quién lo hagas, asegúrate de que tus valores brillen, que Jesús esté en el medio de todo y que tú seas un reflejo del amor de Jesús por todos.