Nuestra familia ha recibido algunos obsequios sorprendentes a lo largo de los años, ¡generalmente de un familiar lejano que no nos conoce muy bien! Pero estos obsequios — desde el suéter tan pequeño como para una muñeca, hasta la pijama de la talla de un buey — fueron entregados con amor. Proporcionaron buenas prácticas en modales para nuestros hijos.

Cuando escribes una nota de agradecimiento por regalos extraños, ¿cómo puedes ser sincero? Nosotros descubrimos que siempre hay algo en el regalo que vale la pena felicitar: la forma en que se siente, el color y, al menos, cómo nos hizo reír.

¿Tenemos los mismos buenos modales con Dios que tenemos con aquellos cuyos sentimientos no queremos herir? Jesús no era de los que criticaba a las personas por cosas externas, ya que Él valoró los agradecimientos verbales que le eran dados.

Cuando sanó a los diez leprosos, por ejemplo, Él preguntó al que había regresado a dar gracias dónde estaban los demás (Lucas 17:12-19). ¿No estaban agradecidos también? ¿Por qué no le habían dado gracias por su regalo?

Recibimos bendiciones todo el tiempo. A pesar de lo malo y trágico que nos pasa, siempre hay algo bueno que podemos extraer de esa experiencia. Siempre hay una razón que encontraremos para levantarnos y dar gracias.

Por lo tanto, vístete de buenos modales y comienza a agradecer a Dios por la bondad que te rodea.