No Tienes Que Morir Para Volver A Vivir

por Darla Noble

Juan 11:43-44

Y habiendo dicho estas cosas, clamó á gran voz: Lázaro, ven fuera. Y el que había estado muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Díceles Jesús: Desatadle, y dejadle ir.

Un padre se acerca a su hijo después de cuatro años de no hablarse. El abrazo, las lágrimas y la conversación algo incómoda son como volver a la vida.

La persona rebelde que recurrió a las drogas y el alcohol, pero luego clama al Señor por perdón y ayuda para vivir una vida limpia y plena en Dios, está huyendo de la muerte volviendo a la libertad de la vida y la luz.

Un hombre que confiesa humildemente su infidelidad y le pide a su esposa que le dé otra oportunidad a su matrimonio, que escucha las palabras: “Te perdono. Salvemos nuestro matrimonio”, escucha el sonido del amor y la vida que se respira en esa relación.

Hay muchas maneras en que podemos matar nuestra fe y nuestra relación con Jesús. Sin embargo, todo puede resumirse en una palabra: pecado. Es por eso que debemos permanecer cerca de Él y no permanecer alejados durante días o incluso horas. Jesús es nuestro Salvador. Nuestro Consejero. Nuestro dador de la vida.

No importa cómo estés viviendo, si no estás viviendo en fe y obediencia a Jesús, estás muriendo espiritual y eternamente. Pero no tienes que hacerlo.

Jesús puede devolverte la vida. Solo Él puede darte la libertad de vivir ahora y por toda la eternidad.


Reflexión

¿Qué me está matando espiritualmente? ¿Cómo puedo ser restaurado a la vida?


Plegaria

Querido Jesús, gracias por morir en mi lugar. Gracias por liberarme del pecado y de la muerte. Quiero vivir para ti y contigo hoy, mañana y siempre. En tu nombre oro, Amén.