Justo terminaba la oración de mi tiempo de adoración personal para que Dios pudiera dirigir mi día cuando el teléfono sonó.

¡Recientemente enviudé, aún estaba vulnerable por mi duelo y no me di cuenta de que estaba siendo estafado!

Tuvimos algunos problemas con nuestros impuestos el año anterior y ahora estaba escuchando que la fecha límite había pasado y que debía pagar de inmediato. Aunque normalmente no soy una persona ingenua, esta vez me atraparon y perdí una gran suma de dinero.

Habría sido tentador decir: “Dios, ¿no te pedí que dirigieras mi día? ¿Qué pasó?”

Pero creí que Dios había escuchado mi oración y permitió que esto sucediera por alguna razón.

Me di cuenta de que Satanás quería desanimarme, amargarme por la pérdida de mi dinero. También me di cuenta de que probablemente nadie estaba orando por los que me habían robado. Queriendo glorificar a Dios, aumenté mis ofrendas y comencé a orar para encontrar algún día a mis estafadores en el cielo.

¿Qué es lo que realmente queremos de Dios? ¿Su voluntad o la nuestra?

Pedir conforme a su voluntad significa que tal vez estaremos felices con el resultado o tal vez no. Pero siempre es la mejor forma de orar, porque su voluntad sería la nuestra si pudiéramos ver el fin desde el principio.

¡Espero saber el final de la historia algún día!