Versículos de la Biblia sobre
Depresión

“Bienaventurados los pobres de espíritu”, dijo Jesús, “porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5: 3). Esta bendición, la primera de una serie de bendiciones del “Sermón del Monte” de Jesús, ilustra la compasión de nuestro Señor por aquellos que sufren la oscuridad de la depresión.

Muchos en la Biblia han luchado contra la depresión. David escribió varios Salmos mientras estaba sumido en la desesperación. Moisés, Job, Elías, Ana, Agar y otros clamaron a Dios por consuelo. Jesús mismo, se nos dice, fue probado en todos los sentidos, tal como nosotros (Hebreos 4:15).

Mientras exista este mundo, también existirán los problemas. ¡Anímate, sin embargo, porque Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33)!

Dios me ama y me salva, incluso cuando estoy en lo más profundo de la desesperación

Salmos 42:9-11

Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? Mientras se están quebrantando mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.

Algunas penas tienen orígenes piadosos

2 Corintios 7:10

Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse; mas el dolor del siglo obra muerte.

Se envían amigos piadosos para consolarnos

2 Corintios 7:6-7

Mas Dios, que consuela á los humildes, nos consoló con la venida de Tito: Y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él fué consolado acerca de vosotros, haciéndonos saber vuestro deseo grande, vuestro lloro, vuestro celo por mí, para que así me gozase más.

No importa lo profundo de mi desesperación, sé que mi Redentor vive

Job 19:7-8, 25

He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído: Daré voces, y no habrá juicio. Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas. Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:

Mi fe en Jesús puede superar cualquier desafío mundano

1 Juan 5:4-5

Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Dios escucha mis lamentos, incluso cuando parece que no

Salmos 22:1-2, 24

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio. Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.

Recordar el sacrificio de Jesús me evita la desesperación total y la destrucción

2 Corintios 4:8-10

Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos; Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no perecemos; Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.

Ser una buena persona no garantiza la recompensa de la felicidad

Job 30:25-27

¿No lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso? Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; Y cuando esperaba luz, la oscuridad vino. Mis entrañas hierven, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido.

La luz de Jesús es más fuerte que mi oscuridad

Juan 1:5

Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.

Siempre puedo decirle a Dios exactamente como me siento

Salmos 88:3-4, 6, 14, 18

Porque mi alma está harta de males, Y mi vida cercana al sepulcro. Soy contado con los que descienden al hoyo, Soy como hombre sin fuerza: Hasme puesto en el hoyo profundo, En tinieblas, en honduras. ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro? Has alejado de mí el enemigo y el compañero; Y mis conocidos se esconden en la tiniebla.

Cuando estoy en mi peor momento, Jesús sabe exactamente cómo me siento

Mateo 27:46

Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Dios promete fortalecerme y levantarme

Isaías 41:10

No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.