por Darla Noble
Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien: Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
Los dos versículos que preceden al versículo de hoy son palabras de absoluta alabanza y pasión.
Hablando en tercera persona, David alaba a Dios por haberle concedido el deseo de su corazón, por responder a sus oraciones con un rotundo “¡Sí!”
¡El rey se regocija en tu fuerza, Señor!
¡Cuánto se regocija en tu salvación!
Le has concedido el deseo de su corazón,
y no has negado la petición de sus labios. Salmo 21:1-2
El primer pensamiento que puedieras tener después de leer las palabras de David podría ser algo como: “Él debería estar agradecido” o “Es fácil dar gracias cuando las cosas van como queremos, pero ¿qué pasa cuando no es así?”.
Entendería por qué podrías pensar de este modo. Es fácil estar agradecidos cuando las cosas salen como queremos. También es fácil olvidarse de ser agradecidos — atribuirnos todo el crédito por nuestros logros en lugar de darle el crédito y la alabanza a Dios.
Hoy, te desafío a que seas consciente de darle el reconocimiento a Dios por todas las cosas buenas. Recuerda que las cosas buenas en tu vida no se deben a algo que tú haces, sino a que Dios elige bendecirte.
¿Cuál es mi canto de alabanza favorito? ¡Me tomaré unos minutos hoy para cantárselo a Dios!
Querido Dios, gracias por escuchar y responder mis oraciones. Por favor dame un corazón agradecido. Ayúdame a nunca olvidar que todo lo que tengo es gracias a tu bondad y amor. En el nombre de Jesús oro, Amén.