En Internet abundan videos de personas que van caminando y enviando mensajes de texto, tan concentradas en sus teléfonos que no se dan cuenta de su entorno. Chocan contra una puerta cerrada, contra un exhibidor en una tienda, caen en un estanque o chocan contra un automóvil estacionado.

En el año 2014, investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, publicaron resultados de un estudio que vinculaba el hecho textear mientras se camina con un equilibrio deficiente y la incapacidad de caminar en línea recta, además de una velocidad reducida.

Todo porque estas personas (las que envían mensajes de texto) no miran hacia arriba.

Jesús fue suspendido en una cruz, colgado por encima de todos en dolor agonizante hasta que dio su último aliento. Mientras estuvo allí, la gente levantó la vista para verlo. Algunos lo miraron divertidos. Otros con satisfacción. Otros más con tristeza. Y aún otros con asombro. Pero nosotos podemos mirar hacia arriba con gratitud y esperanza.

Cuando miramos a Jesús, vemos la vida eterna que Él tiene para ofrecernos. Sin embargo, cuando mantenemos nuestra atención en las cosas que el mundo nos presenta, nos distraemos. Y eso es incluso más peligroso que enviar mensajes de texto mientras caminamos. Si no miramos hacia arriba, estas distracciones nos costarán la vida, nuestra vida eterna.