por Ami Hendrickson
Y Josué dijo á los hijos de Israel: Llegaos acá, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios.
Los hijos de Israel eran extranjeros en tierra extraña.
Josué, su nuevo líder, quería que creyeran que Dios los estaba guiando como había prometido. Pero antes de que pudieran creer las promesas de Dios, primero tenían que escucharlas.
El pueblo se preparó para escuchar a Dios. Se santificaron, asegurándose de estar limpios, atentos y listos para escuchar lo que Él tenía que decir.
Luego de escuchar hablar a Dios. Ellos siguieron sus instrucciones y, como resultado, Dios obró un gran milagro a su favor (lea Josué 3 para conocer toda la emocionante historia).
A menudo, el mundo nos dificulta escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Puede que Él esté dispuesto a hacer grandes cosas a nuestro favor, pero si no tomamos el tiempo de limpiar nuestros actos, prestar atención a las instrucciones que Él ya nos dio y a escuchar los susurros del Espíritu Santo, saldremos perdiendo. .
Considera tomarte un tiempo y buscarlo. Acércate. Prepara tu corazón para escuchar el mensaje de Dios. Presta atención. Escucha lo que Él tiene que decir. Él te está hablando.
¿Cómo puedo prepararme para escuchar lo que Dios tiene que decirme? ¿Cómo podría afectar mi vida escuchar las palabras de Dios?
Amado Señor, aquí estoy. Por favor, ven aquí también. Lléname con tu Espíritu Santo. Quiero sentir tu presencia cerca de mí. Mantenme cerca de ti. Déjame escuchar lo que estás tratando de decirme. Prometo escuchar. En el nombre de Jesús oro, Amén.