por Heather Tietz
Haced todo sin murmuraciones y contiendas, Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo; Reteniendo la palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.
Insatisfacción.
Es nuestra naturaleza. Después de todo, ¿no es así como empezamos? Nuestras primeras comunicaciones son gritos de descontento: “¿Dónde está mi manta? ¡Mi pañal está mojado!”
Pronto, crecemos en el vocablo. “¿Por qué las cosas no pueden ser como yo quiero? ¡Así es como debo tenerlo! ¡Escúchame!”
Al igual que un pájaro sabe intrínsecamente cómo arrancar un gusano, nadie tiene que enseñarnos a discutir o quejarnos. Venimos de esa manera. Es la naturaleza humana.
Sin embargo, no es la naturaleza de Dios. Eso no se le parece a Cristo.
Murmurar y contender, señalar con el dedo en forma desafiante, alzar la voz, presionar a alguien, todo eso destruye nuestra semejanza con Cristo, al igual que nuestra paciencia, bondad y misericordia. No es la forma de ser de Dios.
La bondad sí lo es. Pero ¿cómo ser bueno en medio de una situación frustrante, cuando murmurar y contender es lo más natural?
Detente. Pide a Dios paz. Entonces piensa. Habla. Reivindica. Deja que tu frustrada perspectiva cambie a la forma de la perspectiva Divina. Mira la situación como Dios lo haría.
Una visión Divina te ayudará a aliviar la incomodidad. Una luz se abrirá paso a través de tu nublosa visión, permitiéndote seguir la directriz de Dios: sosteniendo su luz y trayendo palabras de vida a un mundo oscuro e insatisfecho.
¿Sobre qué cosas suelo murmurar? Pediré a Dios que me dé paz sobre esas cosas y me guíe para reconsiderar mi inclinación a hacerlo.
Querido Dios, por favor ayúdame a abstenerme de murmurar y reconvertirme para no contender. Esto no te representan con precisión. Ayúdame a hacer brillar tu luz en el mundo. Por favor, inclúyeme en tus planes. En el nombre de Jesús oro, Amén.