Ciudadanía Celestial

por Heather Tietz

Filipenses 3:20

Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.

Aparentemente, la ciudadanía parecería ser un derecho humano básico.

Pero hay diez millones de personas que actualmente no tienen derecho a ningún país: diez millones de personas que no tienen derecho a la educación, al trabajo, a la atención sanitaria ni a ninguno de los innumerables beneficios que conlleva la pertenencia.

Según las Naciones Unidas, el número de personas desplazadas ha alcanzado cifras récord. Más de 60 millones se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a la guerra o al desastre. La mayoría de ellos deambulan dentro de las fronteras de su país, pero alrededor de 20 millones huyen a cualquier lugar que les brinde refugio. Diez millones de ellos no pueden encontrar un país que los asista.

Nuestro buen Dios sabe que la pertenencia es importante. Que los grupos de personas necesitan liderazgo. Por tanto, ha extendido la ciudadanía celestial a todos. Cualquiera puede llegar a ser parte de su Reino. Todos pueden pedir su justicia, su consejo, su cuidado. Incluso las personas sin hogar pueden encontrar refugio en Él.

La ciudadanía celestial tiene todos estos beneficios ahora y siempre. Independientemente de qué tan bien nos estén cuidando nuestros gobiernos humanos, Dios es Rey sobre todos ellos.

Un día descansaremos bajo su perfecto cuidado.


Reflexión

¿Qué significa para mí la ciudadanía celestial?


Plegaria

Querido Dios, gracias por darme la bienvenida a tu reino celestial. Que siempre recuerde que aquí no soy más que un extranjero. Y que pueda tratar a todos tus hijos, sin importar de dónde vengan, con la gracia que me has extendido. Me has bendecido mucho más de lo que merezco. Amén.