por Heather Tietz
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.
Entre los seis meses y los dos años de edad los bebés experimentan una etapa de desarrollo emocional en la que dependen de la presencia de su cuidador para sentirse cómodos.
En el momento en que mamá dobla la esquina o papá cierra la puerta, la ansiedad por separación se hace presente. Los bebés pueden entrar en pánico, a menudo lloran hasta que una presencia consoladora se encuentra dentro de su alcance nuevamente.
¿Padecemos algún tipo de Ansiedad por Separación nosotros también?
Nuestro Cuidador nunca nos abandona, pero algunas veces no podemos “verlo”. No podemos descifrar dónde está en medio de nuestros problemas. Pareciera que Él está a la vuelta de alguna esquina celestial.
Los problemas son partes de la vida diaria. Aún no estamos en el cielo. Cuando los problemas vienen y nuestro corazón se acelera, y nuestros músculos se tensan, necesitamos recordar que Dios no se ha alejado.
¿Por qué desesperarnos? ¿Por qué actuar como si no existiera la esperanza, ni Dios, ni la seguridad, ni el bien? ¡Dios aún está aquí!
No importa si nuestras dificultades provienen de nuestras acciones o no, Él aún está cerca. Si nos arrepentimos, si regresamos a Él confesando nuestros pecados, nosotros permanecemos inocentes ante Él. Dios ciertamente está cuidando de nosotros en medio de este mundo caído, ya sea que le podamos “ver” o no.
¿Qué es lo que me desanima? ¿Cómo he de hablar con Dios al respecto?
Señor Dios, cuando me encuentre en medio de la oscuridad y del desánimo, por favor abre mis ojos para que pueda ver como tu mano poderosa me está rescatando. Ayúdame a aferrarme a ti. En el nombre santo de Jesús lo pido, Amén.