Algunos cristianos actúan como si estuvieran por encima de otras personas.

Pero Jesús nos ha llamado a ser siervos de los demás. No en el sentido de que seamos abusados, maltratados y que se aprovechen de nosotros. Sin embargo, debemos ser líderes espirituales y nunca considerarnos más dignos que nadie del amor de Dios.

La idea de servicio de Pablo era dar su vida completamente por los demás. No le importaba si lo elogiaban o lo culpaban. Cuando Pablo entró en contacto con personas que no conocían a Jesús, sintió que debía servirles con el mismo amor y compasión que Jesús lo haría para mostrarles el maravilloso Salvador que es Jesús.

La motivación de Pablo para el servicio era su amor por Jesucristo. Asimismo, debemos estar motivados a servir por un profundo y sincero amor a Dios. De esa manera, ninguna ingratitud, falta de reconocimiento, maltrato o mala interpretación de nuestras buenas intenciones podrá impedir que nos sirvamos unos a otros.

El conocimiento de Pablo de cómo Cristo lo había tratado era el secreto detrás de su llamado a servir a los demás.

Una vez que entendemos que Jesús ha servido hasta el punto de morir en la cruz por tus pecados y los míos, nada debería poder agotar nuestra devoción por servir a los demás por Él.