Cuando mis hijos tenían clase de baile o práctica de fútbol, los recogía después de la escuela. Todavía puedo recordar lo molesta que me sentía cuando veía a sus compañeros en pantalones cortos o sin abrigo y sandalias cuando hacía frío y nevaba.

¿Dónde estaban sus padres cuando esos niños se alistaban para ir a la escuela esa mañana? ¿Por qué no se aseguraron de estar “equipados” para el clima?

¿No es maravilloso saber que nuestro Padre, Dios, no es el tipo de padre que nos envía al frío sin abrigo?

Él nos proporciona una armadura completa para protegernos de Satanás y del pecado que nos empuja fuera del camino. Dios nos da el calzado del evangelio de la paz, el cinturón de la verdad, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Biblia.

Los niños que venían a la escuela en pantalones cortos y sandalias en invierno lo sabían mejor y tenían abrigos y ropa de invierno para usar. Simplemente eligieron no hacerlo.

Lo mismo ocurre con la armadura que Dios nos da. La Biblia nos dice que está ahí para que la tomemos, para hacernos más fuertes, mantenernos a salvo y para mantenernos espiritualmente saludables. Pero depende de nosotros ponérnosla y usarla.

¿Qué llevas puesto cuando sales al frío?