Preparándonos Para La Majestad De Dios

por Heather Tietz

Isaías 2:17-19

Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será ensalzado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos. Y meteránse en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la presencia espantosa de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare él para herir la tierra.

La majestad de Dios.

¡Imagina qué colores, qué sentimientos, qué brillo, qué sonidos vendrán con la presencia de Dios!

El día que Él vuelva, esas cosas sin sentido que han ocupado nuestros corazones perderán su brillo. Las cosas hechas por el hombre, incluso las cosas buenas, aquellas por las que nos esforzamos, por las que sacrificamos tiempo y energía, serán artificiales, sin valor a lado del resplandor de lo verdaderamente valioso.

Un día, la presencia física de Dios volverá a estar sobre la tierra. En Hechos 1, los ángeles nos dicen que así como Él ascendió al cielo, un día regresará de la misma manera.

Ninguna nueva tecnología, ningún efecto especial, ningún milagro de Hollywood se comparará con lo que experimentaremos. Superará todo lo que se pueda imaginar.

No queremos ser tomados por sorpresa, ni ser parte de la multitud que corre para esconderse. Dios es nuestro amparo, nuestro Padre fiel, nuestro Rey justo. Queremos ser su escuadrón de animadores, orgullosos jugadores de su equipo, sus hijos adoradores, felices de que Él finalmente haya venido.

Entrenémonos para estar listos. Probemos su presencia diariamente para que estemos tan preparados como podamos cuando su gloria completa sea revelada. Sumerjámonos en la adoración, perdámonos en un canto para Él. Pidámosle en oración y proclamemos sus alabanzas. Cuando Él venga, caeremos de rodillas para adorar su majestad que, hasta entonces, solo podemos imaginar.


Reflexión

¿Cuáles son algunos “ídolos” a los que sirvo actualmente que “desaparecerán por completo” en el retorno de Jesús? ¿Cómo puede Dios ayudarme a reemplazarlos, ahora, con cosas mejores?


Plegaria

Ven, Señor Jesús, ven. Que nunca deje de exaltarte. Nunca quiero esconderme de ti. Tú eres mi todo. Te alabo y oro en tu santo nombre, Amén.