Orar Cuando Aún está Oscuro

por Ami Hendrickson

Marcos 1:35

Y levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fué á un lugar desierto, y allí oraba.

Jesús estaba en medio de lo que podría describirse como un paseo por un torbellino de victoria.

No hacía mucho él había sido bautizado en el río Jordán por su primo, Juan. Luego pasó un tiempo en el desierto contendiendo con el Diablo y venciéndolo.

Recientemente había comenzado su ministerio, predicando la verdad acerca de su Padre. Esto significó que no solo atrajo seguidores devotos que siguieron cada uno de sus movimientos, sino que también tuvo que luchar con los gobernantes religiosos locales por valorar más a la humanidad, que por sus reglas. Su vida se vio envuelta en un desfile interminable de personas que necesitaban curación y de demonios que necesitaban ser silenciados.

El primer capítulo del Evangelio de Marcos usa la palabra “inmediatamente” al menos 11 veces cuando se refiere al comienzo del ministerio de Jesús. Las cosas sucedían tan rápido que no había lugar para la inactividad.

Pero Jesús sabía de dónde provenía su poder.

Sabía la importancia de recargar baterías y mantenerse conectado con su Fuente. Por eso, temprano en la mañana, eligió la oración antes que dormir. Dejando atrás la comodidad de su cama mientras aún estaba oscuro, Jesús hizo de la oración su prioridad número uno. Él es nuestro ejemplo divino.

Únicamente así tiene sentido seguir a donde él nos condujo, orar para salir de nuestra oscuridad y entrar en su luz.


Reflexión

¿Cómo puedo tomar medidas para asegurarme que la primera conversación que tengo cada mañana sea con mi querido Salvador?


Plegaria

Amado Señor, ayúdame a tomar tiempo para santificarme al inicio del día como lo hizo Jesús. Despiértame y hazme “nuevo cada mañana” (Lamentaciones 3: 22-24). En el nombre de Jesús oro, Amén.