por Darla Noble
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre hará relucir su rostro, y mudaráse la tosquedad de su semblante.
“Joe” es una de esas personas que se cree una autoridad en todo.
¡Y me refiero a todo! No importa lo que digas, él lo ha hecho, lo ha oído o ha estado allí y lo sabe todo. “Joe” sabe cuál es la mejor manera de arreglar las cosas. “Joe” sabe cuál es la mejor forma de resolver problemas. Y no importa lo que hayas logrado, él lo ha hecho primero y mejor.
Es fácil para mí enojarme con “Joe” y es fácil justificar el no querer estar cerca de él, lo cual es triste, porque realmente es un hombre inteligente. Pero es un desafío pasar mucho tiempo con “Joe”, porque quiere asegurarse de que sepas lo inteligente que es.
“Joe” puede ser inteligente, pero no es sabio. La inteligencia implica el conocimiento de los hechos. La sabiduría sabe cómo usar ese conocimiento de manera cristiana. A la inteligencia le gusta demostrar. A la sabiduría le gusta mejorar.
El versículo de hoy advierte a quienes tienden a ser como “Joe”. No es necesario hacer sonar la bocina ni llamar la atención sobre tu propia inteligencia. No te conformes con la inteligencia.
En cambio, sé sabio y deja que tu rostro y tu vida sean un reflejo de la gracia, el poder y la santidad de Dios.
¿Qué palabras de sabiduría divina puedo aplicar a una situación en mi vida para mejorarla?
Querido Dios, por favor hazme sabio con tu sabiduría. Ayuda a que mi vida refleje quién eres tú para que otros también te conozcan. En el nombre de tu Hijo Jesús te lo ruego, Amén.