por Heather Tietz
De mala fama no tendrá temor: Su corazón está apercibido, confiado en Jehová. Asentado está su corazón, no temerá, Hasta que vea en sus enemigos su deseo. Esparce, da á los pobres: Su justicia permanece para siempre; Su cuerno será ensalzado en gloria.
El 11 de septiembre de 2001 fue un día de malas noticias.
Los trabajadores, los vacacionistas y las familias murieron como soldados, arrastrados a una guerra en la que nunca se inscribieron. Había noticias de maldad por dondequiera que miraramos.
Pero el mal no prevalecerá.
Sabemos que, inevitablemente, Dios traerá buenas noticias de la tragedia para aquellos que lo aman (Romanos 8:28). Él es nuestro Socorro, después de todo, nuestro Redentor, nuestro Salvador. Él no nos salva solo una vez. Él nos salva diariamente cuando le pedimos, cuando escuchamos y cuando vivimos confesando nuestros pecados.
Dios nos salva de la tentación, de la maldad, de nosotros mismos. Las cosas malas, incluso las cosas perversas, nunca lo toman por sorpresa. Él lo sabe todo. Él tiene un plan, un buen plan, y nosotros somos parte de él.
Vienen buenas noticias. ¡Créelo!
Mantente firme con Dios. Vive amándolo. Vive amando a los demás. Cuando el tiempo de tu vida haya terminado, cuando ese hecho parezca una mala noticia, recuerda a tu Dios de Buenas Nuevas.
“Mejor es el fin de una cosa que su principio”, dice Eclesiastés 7:8. Nuestro final es un nuevo comienzo. Incluso la muerte se convertirá también en buena noticia, porque tenemos a Jesús que es “resurrección y vida” (Juan 11,25).
Lee los diez versículos del Salmo 112. ¿Cuáles son algunos de los beneficios que los salmistas nombran para aquellos que confían en el Señor? ¿Qué beneficios deseo más? ¿De qué maneras puedo aplicar este capítulo a mi vida?
Querido Señor, gracias por ser un Dios de Buenas Nuevas. Por favor, echa fuera todo mi temor y ayúdame a confiar firmemente en ti. Te amo. En el nombre de Jesús oro, Amén.