Dios te asegura, como lo hizo con los israelitas, que no tienes nada que temer: Él nunca te dejará ni te abandonará. Él promete darte la victoria sobre tus enemigos.

Ahora puedes seguir de buena gana y fielmente a donde Jesús te lleve, porque Él promete: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Juan Wesley pudo haber tenido esta promesa en mente cuando dijo: “Denme cien hombres que no teman sino al pecado y no deseen sino a Dios, y haré temblar al mundo. No importa si son clérigos o laicos, ellos derrocarán el reino de Satanás y edificarán el Reino de Dios en la tierra”.

Entonces, con esta maravillosa promesa, no ores por una vida fácil. Ora, en cambio, para ser una persona más fuerte. No ores por tareas iguales a tu energía. Ora por energía a la altura de tu misión.

Puedes enfrentar tu vida con valentía hoy con Jesús porque el valor no es la ausencia de temor. El valor es permitir que la dirección de Jesús te dé el dominio sobre el temor, tal como lo hizo Jesús.