Flores Del Desierto

por Ami Hendrickson

Oseas 6:3

Y conoceremos, y proseguiremos en conocer á Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá á nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana á la tierra.

En 2005, mi familia hizo un viaje por carretera a través del suroeste de los Estados Unidos que incluyó el Gran Cañón y el Desierto Pintado.

Había visitado esta parte del país antes. Recordaba un paisaje extraño: millas de tierra y arena ininterrumpidas. Recordaba el polvo rojo, las montañas y mesetas púrpuras en la distancia, y las dispersas plantas rodadoras. Pensaba que sabía qué esperar.

Pero estaba en un error.

En lugar de rocas y arena hasta donde alcanzaba la vista, el desierto era un verdadero jardín de hermosas flores de todos los colores imaginables. Normalmente, el Desierto Pintado se llama así por su roca estriada en tonos ocre, rojo y lavanda. Pero en 2005, debido a un clima inusualmente húmedo, las plantas que habían permanecido inactivas durante un siglo florecieron y cubrieron el desierto.

Azules y verdes, rojas y amarillas de todas las tonalidades y matices nos dieron la bienvenida. Las flores no solo proporcionaban un festín visual, sino que también perfumaban el aire: prácticamente una embriagante fragancia del Paraíso.

En muchos sentidos, somos como un desierto. Las semillas de la Palabra de Dios que están plantadas en nuestros corazones pueden permanecer latentes porque no han sido regadas con una relación personal con Jesucristo. Lo necesitamos como las plantas necesitan la lluvia. Sólo Él puede hacer florecer nuestra alma y nuestro espíritu.


Reflexión

¿Qué semillas espirituales están actualmente latentes en mi vida? ¿Qué se necesitaría para hacerlas crecer?


Plegaria

Amado Señor, gracias por derramar bendiciones sobre mí. Por favor continúa regando las semillas de la fe y la esperanza que están creciendo en mi vida. En el santo nombre de Jesús oro, Amén.